Antes de su apertura del telón en la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010, muy pocos apostaban por que Alemania pudiera conquistar el oro del torneo. Noventa minutos después, ese pronóstico se ha convertido en uno de los principales postulados. ¿La razón? Un contundente 4-0 sobre Australia que ha puesto a los alemanes de muy buen humor. El estado de ánimo de Serbia, en cambio, ha evolucionado en sentido contrario: se ha quitado el disfraz de tapado —un tapado capaz de llegar muy lejos en la competición— para ponerse los harapos de un sin techo, un sin techo muy apurado después de morder el polvo por 1-0 ante Ghana.